Desde la irrupción de ChatGPT, las conversaciones sobre la tecnología y su impacto social han girado en torno a la inteligencia artificial. En poco tiempo, académicos, gobiernos, empresas, entre otros actores, indagaron sobre cómo impactará esta nueva era de innovación en nuestras sociedades y economías en los próximos años. Sin embargo, existen campos específicos que están avanzando a grandes pasos con el renovado interés sobre la IA y el ámbito científico es uno de los más prometedores.
Así lo confirma el informe de Tecnologías Emergentes de 2024 elaborado por el Foro Económico Mundial que destacó cuáles serán las tecnologías innovadoras que están preparadas para influir en la sociedad y abordar problemas críticos de escala global. Una de las diez tecnologías seleccionadas fue el modo en el que la IA está aportando para el desarrollo científico, a través de sus avances más recientes como el aprendizaje profundo y la IA generativa, los cuales están permitiendo a los científicos hacer descubrimientos que antes eran casi imposibles y acelerar el ritmo de descubrimientos en general.
Para realizar el ranking de emergentes, el Foro Económico Mundial determina que las tecnologías no solo deben ser innovadoras, sino que también deben tener el potencial de impulsar el desarrollo sostenible y el crecimiento económico, al menos en los próximos tres a cinco años. Además de la IA aplicada a la ciencia, el informe destacó otros avances como las tecnologías aplicadas a la seguridad y privacidad, las tecnologías inmersivas para la construcción, la alimentación alternativa para ganado y el trasplante de órganos, entre otros.
El uso de la inteligencia artificial en el periodismo, uno de los ejes de la Asamblea de la SIPEntre los principales impactos de la IA sobre la ciencia, se destacan los avances en áreas como el diagnóstico, tratamiento y prevención de enfermedades, los nuevos materiales para tecnologías verdes, los avances en las ciencias de la vida. Así como nosotros hemos incorporado productos como ChatGPT a nuestra vida cotidiana, los científicos están utilizando modelos de lenguaje extensos para explorar la literatura científica. Es decir, ahora pueden trabajar con cientos o miles de papers publicados en cualquier parte del mundo y analizarlos de manera conjunta a través de bots y chats, con los cuales pueden acelerar sus investigaciones. Pueden, por ejemplo, generar nuevas hipótesis, creando modelos de IA que los ayude a indagar en una extensa bibliografía, que antes llevaría enormes cantidades de recursos y sobre todo, tiempo.
Aplicación de la IA
Sin ir más lejos, la semana pasada estuvo en Argentina una de las líderes de IA en Google y su trabajo precisamente es investigar cuáles son todas las posibilidades de aplicación de esta tecnología, más allá de los límites de la compañía. Pilar Manchón, en una entrevista con LA GACETA, señalaba por ejemplo que los modelos de su equipo son utilizados por médicos para el diagnóstico de cáncer o para el descubrimiento de nuevas proteínas o bien por astrónomos para el hallazgo de nuevos planetas. De pronto, con un patrón, se pueden encontrar cientos de planetas que antes hubiese tomado muchísimo tiempo descubrirlos.
Pilar Manchón: “Vivimos un nuevo Renacimiento con la Inteligencia Artificial”El informe de Tecnologías Emergentes menciona algunos productos como AlphaFold de DeepMind, que se trata justamente de un sistema de IA que predice con precisión los modelos tridimensionales de las estructuras de las proteínas. También destaca el descubrimiento de una nueva familia de antibióticos y las investigaciones sobre el desarrollo de materiales para baterías más eficientes. Pero uno de los puntos más interesantes sobre los que se ha avanzado es la comprensión de la mente humana, aunque el informe no detalla cuáles han sido los progresos específicos sobre este campo tan complejo.
Estas son las tres profesiones que sobrevivirán a la Inteligencia Artificial, según Bill GatesEl trabajo además destaca cuáles son los países que hoy cuentan con las financiaciones más importantes para el desarrollo científico apoyado con IA. Entre fondos privados y académicos, lideran este ranking Estados Unidos, China, India, Reino Unido, Noruega y Canadá, con presupuestos que llegan hasta los U$S 74.100 millones. ¿Y Argentina? Nuestro país no figura en este listado, sin embargo, el horizonte marcado por los que lideran este escenario puede servir para delinear ejes de trabajo que promuevan la inversión local. Sea con fondos públicos o privados, la ciencia local no puede darse el privilegio de dejar pasar esta nueva oportunidad que ofrece un campo de conocimiento que sin dudas reforzará la grieta entre países ricos y pobres, en una economía que ya ha cambiado hace tiempo.